El retraso de la edad de la maternidad es un fenómeno internacional. Las razones esgrimidas son múltiples y entre ellas figuran el hecho de que una de cada cinco mujeres británicas entre 20 y 34 años aún vive con sus padres o la prioridad que jóvenes profesionales y empresas dan a la carrera profesional, apreciable en el hecho de que compañías como Facebook o Apple hayan comenzado a ofrecer la congelación de óvulos como un beneficio laboral.

En este contexto, no es extraño que la demanda de congelación de óvulos se haya cuadruplicado en tan solo un año en el Reino Unido, según estudios las mujeres ven una tabla de salvación en este procedimiento.

Los datos más recientes de la Autoridad en Fertilidad Humana y Embriología muestran que hay unos 18.000 óvulos congelados en el país. Por este motivo la Sociedad Británica de Fertilidad y el Real Colegio de Obstetras y Ginecólogos han emitido una declaración conjunta en la que respaldan la congelación por razones médicas, pero no de estilo de vida.

Ambas sociedades hacen hincapié en que, pese a que la técnica se utiliza desde mediados de los años 80 del siglo pasado, hasta 2013 no dejó de ser considerada experimental y aún es pronto para averiguar si los métodos de congelación de óvulos son seguros a largo plazo.