El anatomopatólogo y bioético Gonzalo Herranz en su último libro, ‘El embrión ficticio‘, hace un análisis profundo acerca de algunos aspectos de la embriología que dislocaban con sus conocimientos filosóficos y bioéticos.

La cronología oficial, a la que se adhería como otros científicos, establecía la posibilidad de gemelación o de quimerismo tetragamético en una secuencia progresiva que terminaba a los catorce días de la fecundación. Herranz dedicó cientos de horas a buscar y leer críticamente más de cien años de bibliografía sobre gemelación. Al final, pudo aclarar las cosas y concluir que la cronología aceptada no se apoya en hechos observados. En su libro también intenta mostrar que los argumentos preembrionistas nunca se basaron en datos embriológicos fuertes y comprobados.

Al igual que al argumento de la gemelación monozigótica, Herranz se enfrenta también con el escollo de las poblaciones celulares, con el de las quimeras tetragaméticas, con el de la totipotencialidad y con el de la pérdida precoz de embriones.

En una época de ciencia basada en la evidencia, de replicaciones y refutaciones, la inmersión de Gonzalo Herranz en los orígenes de los dogmas embriológicos, que fundamentan las prácticas de fecundación in vitro y de investigación con embriones, supone una carga de profundidad contra el modelo vigente aceptado por muchos médicos, bioéticos y políticos.

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