Comentario escrito por el Dr. B. Hurtado de Mendoza @laciguenia
La medicina fetal es una disciplina muy nueva, que nace con la ecografía. Con la imagen ecográfica cada vez más perfeccionada y nítida se introdujo el concepto de feto como paciente. Hoy se sabe la importancia de la etapa intrauterina en el desarrollo posterior del bebé y de las condiciones negativas (malformaciones, patologías, infecciones) que pueden ocurrir, pero aunque muchas de ellas no se pueden tratar, otras sí, sobre todo con cirugía fetal.
Fátima Crispi, Coordinadora de Investigación del Fetal I+D medicine Research Center, vinculado a BCN Natal de Barcelona, el cual es un referente nacional en cirugía fetal, ha centrado sus investigaciones en la programación fetal, en concreto en el área cardiovascular. Esta programación parte del concepto de que las alteraciones en el desarrollo fetal repercuten en el tamaño y el funcionamiento de los órganos a largo plazo, y así, en la salud en la vida adulta.
«Si el embarazo es óptimo, la programación es óptima y los órganos responden bien a la vida posnatal. Pero si el feto carece de los nutrientes o el oxígeno necesario, o está expuesto a tóxicos, como el tabaco o el alcohol, programa sus órganos de forma diferente para adaptarse al medio».
A nivel cardiovascular, esas carencias en el embarazo llevan a que se programe un corazón que trabaja mucho para compensar, por lo que los niños nacen con corazones dilatados, hipertróficos y algo hipertensos. Con los años esa sobrecarga, sobre todo si hay consumo de tóxicos, lleva a que el corazón falle antes. De hecho, desde la década de 1990 los estudios epidemiológicos indican que el bajo peso al nacer se asocia a 3-4 veces mayor mortalidad cardiovascular.
Caracterizar esos cambios cardiovasculares mediante la ecografía, primero en el feto y luego en el niño, ha sido la principal línea de investigación de Crispi. A los avances en la caracterización de la enfermedad se suma el estudio de intervención terapéutica. Por un lado, en la etapa posnatal se ha observado que la lactancia materna y una dieta rica en omega-3 en los primeros años de vida mejora el remodelado cardiovascular inducido por RCF (Restricción del Crecimiento Fetal), frente a niños que recibieron biberón y una peor dieta.
La segunda estrategia pasa por actuar al principio del embarazo, antes de que surja el problema, pues se sabe que la insuficiencia placentaria tiene un origen multifactorial y que el consumo de tabaco, una dieta inadecuada y un estés elevado son factores de riesgo claros.
Tienen varias investigaciones en marcha que evalúan si la modificación del estilo de vida en esos factores, en el primer y segundo trimestre del embarazo, reduce la incidencia de RCF. Pero cuyos resultados se esperan para 2020.
«Fumar y llevar una mala alimentación durante la gestación influye desfavorablemente en el desarrollo del corazón fetal y conlleva enfermedades cardiacas en la edad adulta.»
Fuente: Diario Médico. Publicación del 09 al 15 de Octubre de 2017.
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